Por fin, sin angustias
El Viveros Herol doblegó a Zarautz con solvencia en un encuentro en el que los locales no temieron en ningún momento por la victoria. Dos puntos más que sirven para salir de los puestos de descenso.
Necesitaba la parroquia navera un partido así. Uno de esos en los que no se sintieran inseguridades ni de juego ni en el marcador. Por eso, los cánticos de ánimo que, en las últimas ocasiones hacían tímidamente acto de presencia, casi como un susurro contenido, volvieron a sonar con fuerza. El “alé la Nava, alé, alé” comenzó a rugir a falta de unos cinco minutos para el pitido final, cuando ya era prácticamente imposible que el Zarautz diera la vuelta al 26-18 que colocó Ismael Juárez (3).
El Viveros Herol no engañó esta vez y la solidez defensiva y la seriedad en ataque mostradas en ese primer cuarto de hora en el que suelen bordar la concentración (8-4 era su renta por aquel entonces) no fue un espejismo. Los latigazos de Antonio Llopis (7) y Alex Tello en los compases iniciales (3) acompañados por el mejor partido de Carlos Villagrán en lo que llevamos de temporada (6) desconcertaron al Amenábar, que no podía ni con el ritmo de posesiones largas de Nava ni con un de nuevo enorme Alberto Miranda bajo palos.
Muy serio el trabajo atrás del equipo de Perales, que desesperó al conjunto visitante durante largos tramos del partido, secándoles las ideas de cara a puerta, forzando el pasivo y provocando lanzamientos muy forzados que se marchaban lejos de los tres palos con mucha frecuencia. O lo que es lo mismo: la victoria, la cuarta de esta temporada, se forjó gracias a la buena sintonía de todas las facetas del juego. Parece que, ahora sí, ese trabajo de bloque que tanto se pedía desde la primera jornada, ha llegado.
Se vieron buenos detalles de movilidad ofensiva. Por ejemplo, comprobamos la velocidad de Darío Ajo Martín (3) en el contraataque, pero también su solvencia tanto desde su posición natural (el extremo izquierdo) como circulando por el borde de la línea de seis metros forzando la superioridad. Y su tocayo, Darío Ajo Villarraso, se corroboró como rey desde el pivote con 4 tantos muy elaborados, cayendo a un lado y a otro en las ayudas para facilitar que llegara la bola.
Los nueve goles del estandarte del Zarautz, Mikel Iraeta, no fueron suficientes para espolear a un equipo con el que, tras los 60 minutos vividos en el municipal navero, el Viveros Herol empató a puntos y salió de la zona de descenso antes de los dos choques le esperan esta semana: el miércoles en tierras gallegas contra el Cisne Colegio Las Sauces y el sábado, de nuevo en casa, ante el Gijón Jovellanos.
Tampoco les sirvió el intento de hacer una defensa individual con 25-18 en el luminoso y a falta de menos de siete minutos. Las dos jugadas que los guipuzcoanos trataron de secar la racha goleadora del Viveros Herol mediante esa estrategia, se encontraron con ka habilidad de Juárez colándose por el extremo derecho y machacando.
Minutos antes, desde la línea de seis metros de Miranda, Llopis veía al portero adelantado y mandaba un balón teledirigido a la red que era la metáfora de lo que fue todo el partido: un día en el que al Balonmano Nava, por fin, le salieron las cosas y pudo dar una alegría completa a una afición que, como el juego del equipo, comienza a despertar.
Al final, 29-21 para respirar después de tres meses muy complicados de cuyo bache parece empezamos a salir.
Club Balonmano Nava