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Apagón y cuenta nueva

Una mala tarde la tiene cualquiera. Y, sin duda, la del pasado sábado fue pésima para el Viveros Herol. Tras cuatro partidos sin conocer la victoria, se llegaba a Pontevedra con la obligación moral de ganar al hasta ese momento colista, el Cisne. Por eso, el traspiés se antoja más importante: los pontevedreses no ganaban desde la primera jornada de liga y, con su triunfo, igualan a Nava en la tabla clasificatoria.

Lejos de ser así, Nava no apareció en ningún momento del partido. No salía nada en ataque y la defensa, que se ha caracterizado por su fortaleza desde el inicio de la campaña, tampoco tuvo el día, viendo cómo, una y otra vez, tanto el pivote local como el juego de los extremos, les hacían un descosido tras otro.

No fueron suficientes ni la garra de Isma Juárez, que se echó al equipo a las espaldas en tareas ofensivas (aunque solo acertó en una ocasión), ni el empuje de Guillermo Campillo (6 tantos) que permitió que, en ocasiones, se atisbara el espejismo de que acercarse a los gallegos en el marcador era posible. Lo dicho: un espejismo. Carlos Villagrán, faro en otras ocasiones, no encontró el camino dejando su marcador particular en un solo tanto.

Alberto Camino también se afanó en los ataques siendo el máximo goleador visitante del encuentro con 8 goles que solo sirvieron para maquillar el marcador que, al descanso, ya era de 17-13. A pesar de la buena tarde de Galán, portero del conjunto pontevedrés, Darío Ajo materializó 6 goles desde el pivote, pero rozó la desesperación con un portero que le sacó dos bolas en el mano a mano cuando Nava intentaba rehacerse tras el paso por los vestuarios.

El buen plante defensivo del Cinse, que aprovechó a la perfección sus ocasiones de contraataque, hicieron imposible que Nava se recolocara en un campo en el que dio la sensación de no haber entrado en ningún momento. Los locales Fabián González (6), Guillermo Rial (6) y Ramón Gil (5) llevaron en volandas a un equipo que, a falta de diez minutos, daba un puñetazo en el marcador colocando el 31-21 que, por la dinámica, se antojaba absolutamente imposible de levantar.

Al final, 35-26 y a pensar en el partido de Copa contra el Cangas, Quizá, sacudirse el polvo después de haberlo mordido en una competición que ilusiona, pueda servir, una vez más, como punto de inflexión para coger fuerzas. Los tropiezos son normales y, mejor ahora, que cuando no haya remedio, ¿no? Olvidemos este apagón y hagamos ‘cuenta nueva’.

 

Club Balonmano Nava