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Un triunfo para cicatrizar

El Viveros Herol Nava se saca la espina de su última derrota en un choque con altibajos.
El escozor por la derrota de la semana pasada en Gran Canaria espoleó al Viveros Herol Balonmano Nava, que no se dejó sorprender en su cancha por el Boulevard XII Ciudad de Salamanca. Consiguió una victoria que le permitirá cicatrizar la herida de esa derrota –la segunda del curso hasta ahora– y recuperar la confianza en sus posibilidades. Necesitaba dar ese paso para que no se le escape definitivamente el Covadonga y para que tampoco sus perseguidores pongan en peligro la segunda plaza que todavía ocupa.

Su puesta en escena no dejó lugar a la duda. Comenzó el partido como un rayo y frenó de raíz las intenciones del Boulevard Salamanca, arrollado en el comienzo. El Viveros Herol Nava quiso sacarse enseguida la espina de su última derrota y reaccionó con casta y orgullo. Defendió de inicio con el cuchillo entre los dientes y golpeó como un martillo en ataque. Los primeros tantos de Bruno Vírseda, Darío Ajo, Jesús de la Hera y Roberto Pérez le concedieron una ventaja holgada desde el primer instante y premiaron su buena disposición hacia el trabajo. No hubo rastro de dudas ni frustración tras el tropiezo en Gran Canaria. El equipo de Raúl Álvarez, sobre todo en los primeros minutos, que eran los que podían condicionar su estado de ánimo, estuvo a gran altura.
Ismael Villagrán y Carlos Domínguez trazaron una raya en defensa y durante bastante rato parecieron inexpugnables. Sus compañeros se aprovecharon, además, de ese buen trabajo para lanzar rápidos contraataques que permitieron a los naveros sumar goles fáciles. Tampoco faltaron los chispazos de calidad de Carlos Villagrán, que se sumó a la fiesta con varios goles fantásticos; ni la autoridad de Darío Ajo, que dio un recital en el pivote en el primer tiempo.
El único enigma a descifrar parecía ser cuánto iba a tardar el Viveros Herol Nava en sentenciar el encuentro, ya que el conjunto charro no daba síntomas de poder resistir vivo mucho tiempo. Sin embargo, en este sentido, los visitantes sí que dieron la cara, ya que se mostraron batalladores y no dieron su brazo a torcer hasta el epílogo del choque. En un primer momento les frenó Ángel González, titular ante la ausencia de David de Diego. El guardameta navero, que cuajó una notable actuación, protagonizó varias intervenciones que retrasaron el regreso al partido del Boulevard Salamanca.
Seguramente, uno de los puntos de inflexión en la progresiva pérdida del control del juego por parte del equipo navero lo marcaron los árbitros con varias decisiones que se situaron entre lo desconcertante y lo incomprensible. Como un disparo de un jugador charro que se estrelló en el lateral de la red y que uno de los árbitros dio validez como gol. O un balón que rebotó en la pared del polideportivo navero sin que los colegiados cortaran el juego. Varias de esa situaciones y el punto mayor de intensidad con el que se empezó a implicar su rival en defensa cortaron el ritmo del Viveros Herol Nava, que se volvió más impreciso.
Antes del descanso, su entrenador, Raúl Álvarez, repartió minutos y dio protagonismo a jugadores que hasta ese momento habían permanecido en un segundo plano en el partido, como Darío Ajo Martín, Guillermo Campillo, Simón o Alberto García. Su aportación, sin embargo, no sirvió para sacar a su equipo de ese pequeño atasco, y el Boulevard Salamanca tomó aire y se reenganchó al partido. A pesar de esa variación en las dinámicas de juego, los locales se marcharon al descanso con cuatro goles de ventaja (17-13), una renta que se creía suficiente para que no pasaran ningún apuro, sobre todo a tenor de la diferencia de calidad entre ambas plantillas que subyacía de fondo. Hasta el técnico de los charros reconoció tras el encuentro que carecían de lanzadores y que chocaban contra el muro navero.
Esa superioridad palpable del Viveros Herol Nava no evitó, sin embargo, que el partido siguiera en un puño hasta sus últimas bocanadas. Darío Ajo anduvo con el punto de mira desviado durante un rato y el Boulevard Salamanca llegó a situarse a tan solo un gol de ventaja en el segundo tiempo (23-22, minuto 44). Bastó un ligero apretón en el acelerador por parte de los naveros para que las cosas regresaran a su sitio y la victoria no peligrara. Un tropiezo en estas circunstancias sí que habría hecho daño. Ahora ya se puede pensar en regresar a la buena dinámica.

link: El Norte de Castilla