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Una derrota previsible

Hay partidos en los que, u ofreces un 200% de lo habitual, o se empiezan a perder desde que el árbitro pita el comienzo. Eso es, exactamente, lo que pasó este sábado en Barcelona, en el partido en el que el Viveros Herol no estuvo a la altura en ataque y permitió a su rival, el filial del Barça, sentirse muy cómodo de principio a fin, manejar los tiempos y regular los esfuerzos para conseguir una victoria cómoda y más que merecida.

Porque, si bien es cierto que la defensa navera trabajó con la seriedad de siempre -es sabido que atrás los de Álvaro Senovilla funcionan como la maquinaria de un reloj suizo- los errores arriba permitieron, primero unos contragolpes alegres que servían de balón de oxígeno ante la dificultad de plantarse ante la defensa estática 5:1 del Balonmano Nava; y segundo, la desesperación de ver cómo, una y otra vez, tocaba bajar a defender sin haber sumado.

Así, el 1-1 del minuto 2:44 tras lanzamiento de Darío Ajo, fue el único momento en el que los visitantes no estuvieron por debajo en el marcador, llegándose al descanso con un cómodo 15-10 para el Barcelona B que les permitió administrarse. Y eso que, tanto Isma Juárez como Carlos Villagrán (5 goles cada uno al término del encuentro), tiraron de oficio para mantener esa chispa de esperanza que jamás apagan nuestros jugadores, ni en las peores tardes.

Porque hubo un oasis en medio del desierto: ese parcial de 0-5 que hizo que el luminoso pasara de 19-12 a 19-17. En ese momento, Bruno Vírseda (2 tantos), falló un mano a mano con el portero en un contragolpe y Nava desaprovechó la única oportunidad de dar la vuelta al marcador que tuvo en los 60 minutos. Pero esos minutos dejaron más que claro que, si hay un equipo que no va a dar por imposible la permanencia en División Plata.

Faltó un mayor fluidez en la circulación del balón, esa que se echó de menos cuando la bola pasa por las manos de un Alberto Camino que no tuvo su mejor tarde. O un mayor acierto de cara a puerta de un Dani Simón que solo empotró la bola en la red una vez. O una movilidad más fácil para Darío Ajo (1) en el pivote. En definitiva, un trabón y una falta de ideas para manejar el ataque que hizo que Nava se volviera a la Tierra de Pinares con un 27-23 en contra.

Quedan 10 finales para lograr el que siempre ha sido el objetivo: quedarse. La primera de ellas, el próximo sábado a las 18:30 contra el colista, el Academia Octavio, en casa. Sin duda, una batalla que es imprescindible vencer para tomar ese impulso. ¿Nos ayudas?

 

Club Balonmano Nava          

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