La hora de los galones
Hay fases en las que los galones son más necesarios que en otras. Llegados a este punto de la temporada, con el agua al cuello y la permanencia como objetivo, no inalcanzable, pero sí, por momentos angustiosa, es la hora de que cojan las riendas de la situación los pesos pesados del vestuario. Contra el Academio Octavio era una de esas tardes en las que hacía falta que aparecieran. Y lo hicieron.
Empezando por un colosal David de Diego ‘Cananas’ en la portería, que sacó su mejor versión bajo palos cuando más le necesitaba su equipo, y pasando por la manija de Alberto Camino (4 goles) en la dirección de ataque, el tiro exterior del capitán Carlos Villagrán (4), el cañón de Isma Juárez (6) y la muñeca desde el extremo de Bruno Vírseda (4). No fue un partido de los de recordar por un juego brillante, pero sí por ser uno de esos en los que los veteranos se arremangaron para achicar el agua y contagiaron a sus compañeros.
Porque, a pesar de empezar dominando, con un 3-1 en el tanteador a los 4 minutos, 10 minutos después el luminoso mostraba un 5-7 que provocaba que la grada comenzara a revolverse con una sensación mezcla de nerviosismo y miedo. Fue en ese preciso instante cuando apareció ese que tiene sus mejores actuaciones cuando el cielo empieza a tornarse gris. Cananas se creció y demostró ser, al menos igual de solvente, que el portero visitante, Jorge García, que durante buena parte de la primera mitad fue una pesadilla para el tiro navero.
Desde la confianza que da que tu guardameta responda, Camino serenó el ataque y, además de servir balones, consiguió orden, concierto y acierto. Un cúmulo de circunstancias que permitió que, a pesar de la dureza en defensa del conjunto gallego, se llegara al descanso con un 14-11 con el que el respetable empezaba a sentirse más cómodo, aunque aún desconfiado.
No sería una de esas tardes en las que, tras mucho remar, quedábamos en la orilla. Tanto Álvaro Senovilla como sus pupilos eran conscientes de que esta era una de las batallas que no se podían permitir perder si querían marcar diferencias y dar un paso de gigante contra uno de sus rivales en la parte baja de la tabla. Con la lección apuntalada en el tiempo de asueto, en tan solo tres minutos, el Viveros Herol marcaba un parcial de 3-0 que daba margen para jugar sin presión.
Aún quedaba mucho trabajo por hacer. Sobre todo con un Rubén Figuerido muy correoso que hacía pasar apuros a Darío Ajo (3 tantos en ataque) y Carlos Domínguez atrás. El cansancio empezó a pesar, pero Camino se echó, de nuevo, el ataque a las espaldas y fue el máximo responsable de salvar una tarde crucial que acabó con un 27-24 que se traducía en dos nuevos puntos que sumar al casillero.
Próxima lucha por amarrarnos a Plata, sábado a las 19.00, en Alcobendas.
Club Balonmano Nava