abril 16, 2013

El equipo navero realizó un partido de extraordinaria intensidad.

 Todo un recital de balonmano ofreció el Viveros Herol Nava ante un rival que llegaba a Nava de la Asunción con el objetivo de asegurar su pase a la fase de ascenso. Desde la portería, pasando por la defensa y la primera línea, los locales protagonizaron una actuación brillante dejando entre la afición la mejor de las sensaciones.

Al Nava le salió un partido de una extraordinaria intensidad de juego que le hizo acreedor de esta merecida victoria.
En este partido del ‘Día del Club’ cobro más sentido, si cabe, del contenido de la frase “Un club, un pueblo, una afición”, que caracteriza al balonmano navero.
Un duelo entre dos grandes equipos, que los naveros resolvieron con su mejor juego llevando siempre las riendas del partido. Tan sólo hubo duda en los primeros minutos, cuando no se terminaba de conectar el pase al pivote Nico y se erraba en los contraataques, dando lugar a que el Servigroup Benidorm llevara la delantera en el marcador.
Una situación que duró muy poco, ya que llegó la sintonía y surgieron jugadas más acertadas en los pases, rompiendo la barrera alicantina. Una mejor posición promovida desde atrás por la excelente defensa planteada, que dificultaba el movimiento de los visitantes para enlazar con sus pivotes Aitor o Ruano.
Además David de Diego cogía el sitio a los extremos, parando muchos de sus lanzamientos, con lo que el principal peligro del sistema de juego del Benidorm quedada reducido en buena medida. Aún así, éstos tuvieron capacidad resolutiva con su central Miguel Angel y su lateral Hugo.
Tampoco les salió bien a los alicantinos la defensa mixta en exclusiva a Carlos Villagrán. Se pretendía neutralizar las circulaciones desde el centro, pero ahí estaban Simón García y Alberto García, que junto a un brillante Roberto Turrado repartieron juego y marcaron intensidad hacia los extremos Bruno y Jesús y, en particular, al pivote Nico, culminando la jugada con acierto hasta reventar la defensa rival y superar al guardameta Padilla, que también tuvo sus aciertos.
Sin duda era la tarde de los muchachos de Nacho González, efectivos con una defensa y portería, que cortaban el ataque contrario y a su vez favorecían con ello salir rápidos al contraataque, algunos de ellos muy vistosos como los pases de Carlos Villagrán a Ismael y Alberto en un alarde de compañerismo cuando él estaba en buena posición de ejecutarlo. La victoria se saboreaba con cuatro goles a favor, que al final se quedaron en dos por que los palos repelieron dos lanzamientos del último minuto y también por la incesante batalla planteada por los visitantes.